Fontaines D.C. Primavera Sound’25. Barcelona
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Resulta encomiable y significativo, porque hoy en día es casi heroico (¿temerario?) manifestarse a favor de la cordura, de la sensatez, el clima generalizado reivindicativo a favor de Palestina en el reciente Primavera Sound.
Si bien es cierto que la ominosa deriva del festival en los últimos años es clamorosamente turbo-capitalista, con cabeceras de cartel que pasarán a la historia por su habilidad para ser consumidos y desaparecer en la nada de lo insubstancial, existe un contraste significativo entre la tibieza sobre el genocidio de la edición del 24 (creo recordar que sólo Lisabö se expresaron abiertamente en aquel evento) y las reacciones en la actual cita. Supongo que más de 50.000 palestinos, y niños, muchos niños, han hecho revolver las tripas éticas de artistas y organización. Tarde, muy tarde, sí.
Nos hemos encontrado numerosas banderas palestinas atadas a las vallas del recinto (who was), mucho público con emblemas y camisetas reivindicativas, la organización ha proyectado una monumental imagen del Guthrie killer anti-fascists (como diciendo) con las hordas-fake-posh-girls-anglosajonas a sus pies, además de colaborar (Fundación Primavera Sound) en el oportuno proyecto “Unsilence Gaza”, una instalación sonora justo a la entrada del recinto que quitaría las ganas de coma etílico y químico a más de un repollo despelotado y sobre-actuado británico brat. Pero lo verdaderamente relevante es la constante expresión verbalizada (“Free Palestine”, “Stop Genocide”…) o visualizada en imágenes, banderas, camisetas, chapas y cosméticos de bastantes formaciones: Fontaines D.C. Idles, Los campesinos! Sabres of Paradise, Alan Sparhawk, Black Country, New Road, TV on the Radio, LCD Soundsystem y algunos más que contrastan con el pertinaz silencio de bandas supuestamente comprometidas como Squid o los legendarios situacionistas anti-capitalistas Stereolab. El silencio mata más de lo habitual.
Ahora sólo falta que el mensaje cale hondo entre el abundante público que aplaudía y refrendaban los alegatos y se transforme en una fuerza real efectiva que haga reaccionar a una política europea adormecida, evidenciada en sus enormes contradicciones democráticas. No sólo se trata de la supervivencia de todo un pueblo, una nación, que merece ser respetado en su propia tierra, se trata de la supervivencia de los principios morales, éticos y políticos democráticos que el mundo occidental ha tenido a gala defender durante siglos. Is there all there is?