martes, 27 de enero de 2009

Mentiras



Jean-Luc Godard. "Le Mépris". 1963

No existe nada más insoportable que la mentira: descubrirla, padecerla, pero sobre todo, ejecutarla (para quien posea cierta condición "moral"). Lo conocido (heimlich) se transforma en des-conocido, extraño (unheimlich), reconduciéndose a una dimensión sorprendentemente negativa, estéril. Enajenado del ámbito de lo cotidiano, de la fuerza inexpugnable de los gestos bondadosos.
Mentir y mentirse a sí mismo, a modo de zafio desdoblamiento, en el que la damnificada es la cobertura de la confianza, lastrada irreversiblemente por el peso de los actos.
Mentir y ser mentiroso, qué gran herida abierta ex-céntrica, qué implosión de la dignidad.
Me gustaría poder seguir creyendo en la belleza exótica de la sinceridad, ese irresistible sex appeal que permita devolver certidumbre a un corazón ansioso de experiencias extra-ordinarias, "divinas", por encima del vulgar accidentado suelo. Ahí arriba se respira mucho mejor.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

me pregunto.. si cuando eres sincero contigo mismo, cuando consigues conectar tu subconsciente con tu consciente,es menos probable caer en los engaños de los demas?conocernos a nosotros mismos es una tarea que probablemente nos lleve toda la vida; conocer lo que nos gusta y lo que no nos gusta de nosotros mismos y admitir el cambio como posible.En definitiva ser valientes, confiados,anviciosos es vital, en esa tarea tan larga, para poder sentirnos libres, en el cielo.

Antonio D. Resurrección dijo...

Dalo por seguro. Lo que pasa es que existen más factores que "distraen" esa especie de certidumbre sobre sí mismo.
Cuando uno "cede" en beneficio de la "asociación" está perdiendo áreas de protección y, por extensión, ofreciendo debilidades que no siempre son utilizadas correctamente. En cualquier caso, cada uno es, y debe ser, responsable de sus propios defectos y virtudes, asumir los actos (no siempre edificantes).
Se trata pues de una "auto-ética" reflexiva muy poco frecuente en los tiempos que corren...
Eso es lo que echo mucho de menos, gente con capacidad crítica y cierta ética elemental. Creo que pido mucho.

Anónimo dijo...

me gusta usted,me gusta como piensa

Antonio D. Resurrección dijo...

Bueno, una cosa es el Lenguaje y otra uno mismo. Supongo que el Lenguaje refleja parte de lo que somos, pero no la totalidad. No obstante me agrada "conectar", encontrar cierta empatía en los seres anónimos que me visitan.

Es muy agradable gustar.Besos

Anónimo dijo...

QUE BUEN SABOR DE BOCA ME HAS DEJADO.GRACIAS

Antonio D. Resurrección dijo...

Gracias a ti por acercarte. No hay nada como unos buenos besos reconciliadores, sobre todo si se habían extraviado en algún cajón perdido en el tiempo.

Muack!

Anónimo dijo...

mis besos fueron nuevecitos, a estrenar, hace años que me reconcilie contigo..y desde luego no necesitaba darte besos reconciliadores ni recibirlos.
Fue un placer charlar contigo.Y me hubiese gustado volver a verte.