miércoles, 14 de noviembre de 2012

Abominable

Richard Ayoade. "Submarine". 2010



















La bestia que devora a sus víctimas, un puro desatino extraído de la profundidad de las tinieblas, convenientemente documentado en innumerables mitologías que acrecientan la idea del mal como una pieza compacta sin apenas fisuras. Alimaña que devora a sus frágiles presas. Acción y efecto de una historia sesgada y del desdoblamiento de una nueva versión documental, políticamente correcta, en beneficio de minorías que acaban recurriendo a los subterfugios, tan vilipendiados, de hipotéticas mayorías absolutistas, represoras. Mucha literatura presuntamente sesuda que más que equilibrar, estabilizar, ofrece nuevas vías ventajistas de cínico conocimiento, al abrigo de los espúrios intereses de género.

La tierra de nadie resulta ser de nadie, no se puede monopolizar la condición de víctima como tampoco se puede acotar el papel del verdugo de una manera contundente, por la simple y complicada razón de que la condición humana carece de contornos nítidos, claves altas o bajas, roles bien específicados en manuales de rigurosa verificación. Ningún infierno gozó del régimen de exclusividad. Unos se encuentran en una dirección y otros en otras... 

Y en medio de esas falsas interpretaciones podemos ser capaces de encontrar vías de conexión, infinitud de matices que enriquecen las múltiples versiones de la realidad y de la identidad, verdaderamente verosímiles. Quizás todo se reduzca a una visión desprejuiciada que sea capaz de adentrarse en el mar, con el vigor del espíritu adolescente, al abrigo de una mirada de complicidad, ni más ni menos.

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