martes, 22 de enero de 2013

Les grands magasins



















Cuando la felicidad aparece de improviso, no llegamos a dilucidar si forma parte de ese gran conjunto de acontecimientos marcados por el rubro de la casuística o más bien se trata de una recompensa a la constancia, el imparable esfuerzo del inconformismo hasta alcanzar lo que, de alguna manera, hemos merecido en tan longeva como atribulada existencia autónoma…
Cuando la felicidad decide quedarse con nosotros, todo el pasado parece cobrar sentido y, en su inmediatez, hay algo de experiencia extra-sensorial, de joie de vivre permanente que condena cualquier acto de exceso de prudencia al cajón de los objetos inservibles, porque lo que resulta oportuno (saber-estar-en-el-mundo) es dejarse llevar por los cálidos y generosos vientos del dulce reto de Sonreír, de Amar y de dejarse Amar, con letras mayúsculas doradas. Golden Slumbers!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

br·A·vo!

Antonio D. Resurrección dijo...

SeñorA de lAs AlturAs...