jueves, 4 de abril de 2013

Enmudecer

La caja del diablo. Comunicación audiovisual. 2013






















Perder la voz, afonía eufórica de un permanente estado de felicidad explicable, inteligible. Acaso las marcas del camino faciliten la certeza, la confianza en una verosimilitud muy pareja a la experiencia de lo real. Ninguna mancha o nubarrón destacable que empañe ese diáfano cielo extendido ilimitadamente, ningún coyuntural reflejo opaco que trastoque un estado de gracia ajeno a la vulgar podredumbre de la animosidad mundana, el recelo de los desafortunados. Esos que habitan de manera provisional o perenne en el otro lado.
Quizás los ojos de la experiencia se hayan vuelto condescendientes, quizás sepamos discernir, a estas alturas del proceso, lo verdaderamente esencial o valioso dentro de las limitaciones de cada cuerpo. El elixir de días fugaces que realimentan la brevedad en intensidad pasional veraz.

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