Agnès Varda. "Le bonheur". 1965 |
La neblina que impide ver lo que no queremos ver. Tan bien retratada en los escritos licantrópicos de Vian, tan certeramente visualizada en las imágenes de Antonioni.
En los márgenes de la sombra, un perfil difuso, no acotado, des-fronterizado from no man’s land, tierra baldía que no se quiere y en la que ninguno se queda. En este territorio indeterminado, donde crece el rastrojo y la mala hierba, donde predomina la podredumbre, se acomodan también los sentimientos más infames, los instintos más ominosos, los testimonios de historiales decadentes, mezquinos. Un remolino de “basuraleza” que no es sino la acumulación de detritus comporta-mental, transubstanciaciones de los efectos de las acciones de la condición (des)humana. Áreas laterales de autopistas vitales anónimas, provistas de la no-empatía, devuelta a modo de implacable especulo.
Esa niebla resulta ser la densidad, premeditadamente acumulada, que no nos permite asumir la totalidad de nuestros errores como método bastardo de supervivencia, a todas luces estigmatizada.
Y mientras los rescoldos de lo accesoriamente deleznable quedan a la vista de todos (menos a la propia), a la exposición y voluntad del que quiera apoderarse (fácilmente) de semejante legado, el amor verdadero, ese acendrado sentimiento epifánico, no se manosea, no se deja manosear por cualquiera.
True Love Will Find You in The End.
No hay comentarios:
Publicar un comentario