viernes, 12 de abril de 2019

El polvo

La caja del diablo. Comunicación audiovisual. Madrid. 2019





























De donde los lugares quedan vacíos, vacíos de presencias que en algún momento habitaron y se integraron en un espacio doméstico, cercano, el poso de la experiencia plasmado en paredes y suelos, el humor de la vida en sus aristas.
De donde el mobiliario queda inerme, fantasmas que otrora contuvieron un relato, un bagaje, unas esperanzas de inmortalidad, de trascendencia vital.
De donde el rumor de los sonidos reconocibles, desde la reverberación de conversaciones y efectos sonoros cotidianos hasta el reclamo aleccionador de la calle, pergeñaron un fino hilo consuetudinario de incalculable valor artístico, estético pero también ético, moral (por supuesto, no se concibe forma sin fondo, ni destreza sin conceptualidad, ni arte sin ética).
De donde lo espectral se adueña de la masa y la convierte en hueco, vacío. El inefable juego volumétrico que "esculpe en el tiempo" la insoportable inevitabilidad de los hechos.

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