lunes, 13 de mayo de 2019

Élan vital

Philippe Garrel. "La naissance de l’amour". 1993





















"¿Hay en la tierra una medida? No hay ninguna". Hölderlin.

No identificarse con el resto de la sociedad es una manera de asumir que la diferencia es el fundamento de aquella, la diversificación proporciona lo identitario, una fórmula conscientemente reprimida dentro del sistema post-capitalista. La diferencia se asume primero como un peligro, en segunda instancia se absorbe convenientemente mediante coartada falsamente buenista y finalmente se disuelve en la indeterminación. La diferencia real y activa es concebida como una imprevista posibilidad de crecimiento individual y se ignora alevosamente su potencial integrador.
Aquellos individuos que trascienden las enseñanzas de su generación serán obsequiados con el privilegio de la profecía y con el desprecio de sus coetáneos. Hoy en día es bastante difícil asumir ambos efectos.

“Conocer al otro requiere inteligencia, conocerse a uno mismo, sabiduría”. Lao Tsé.

El amor verdadero, ese que no se deja manosear ni comprar, conoce de la singularidad y de la ejemplaridad del par, una inextricable química que resuelve excepcional la conjunción de unidades, suerte de monismo compartido inefable, extra-ordinario que revierte en el enriquecimiento del uno y del otro, marcando el camino luminoso para los demás, convirtiendo la limerencia en un estado pasional positivo, sublime. La sociología de los afectos prístinos.

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