Más fuerte que el desánimo de la falta de confianza, la reincidencia de un patrón siempre rechazado, voluntariamente ignorado, pretendidamente superado.
Un estado re-conocible y por ende despreciable. La silenciosa melodía que encuentra asidero en los márgenes de la fragilidad. El mal endémico que se torna crónico a fuerza de desventura y tautología.
No hay comentarios:
Publicar un comentario