Ingmar Bergman. “Persona”. 1966
“… Fortune depends on the tone of your voice…”
El reduccionismo y la homogeneización de la culpa. Una suerte de equidistancia esquizofrénica que pretende saldar cuentas en un colectivo, la parte por el todo, a propósito de los traumas y deudas pendientes personales. El alambicado historial de frustraciones particulares, oculto bajo la fachada de lo justo e igualitario. Protegidos en el anonimato del edificio disimulamos las derramas pendientes de la vivienda. La vara de medir trucada.
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