Michael Haneke. “Amour”. 2012
“Morning keep the streets empty for me”
"Those who cannot remember the past are condemned to repeat it"
Y mientras la luz se apagaba agónicamente para ella, vecina tan próxima a la que nunca pudo conocer, los sentimientos e ideas afloraban en una mélange de aparentes recuerdos y obsesiones. Un tránsito solitario que fue compartido involuntariamente, desde el desconocimiento y el máximo respeto.
La evocación inmediata parafrástica del malogrado Vian… porque a la muerte nunca se le elude ni se juega con ella. Es una fatalidad que debe ser asumida como parte de las reglas elementales vitales.
Así se encamina entonces la letanía elegíaca, homenaje póstumo de grandes telones oscuros…
No quisiéramos morir abandonados, en la soledad más reprochable, la impuesta.
No quisiéramos morir sin un cálido abrazo de despedida, siquiera de un desconocido que nos ofreciera su consuelo, el puente hacia el vacío…
No quisiéramos morir sin sentir que los demás importan más que uno.
No quisiéramos morir sin haber sentido el calor de la honestidad y la cercanía del aprecio.
No quisiéramos morir sin haber trascendido los errores y la "pena máxima". Rectificación del espíritu.
No quisiéramos morir sin haber amado (verdaderamente) una vez más, en la tenue esperanza de lo in-posible.
Cielos crepusculares sobre un manto de ignorancia y desprecio deshumanizado. Porque después de eso, indudablemente no hay nada. Nada.
Je voudrais pas crever...