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Esta pareja de Toronto reúne los requisitos para acabar de aburrirnos con su presencia en todos los medios independientes. Les han tocado los famosos quince minutos de gloria y aprovecharán el momento. No obstante, en este primer disco homónimo "Crystal Castles", más extenso de la cuenta y sin pulir en demasía, no falta estilo alguno (electro, punk, house, pop, noise, ambient, deconstrucción, dark, shoegazer...) que hagan suyo a través de una maquinaria desempolvada de los años ochenta. A veces producen unos cortocircuitos propios de la más pura experimentación sonora contemporánea ( "XXZXCUZX Me") con el grito sexy y orgulloso de Alice Glass ( "Alice Practice", "Love and Caring", "Through the Hosiery"), otras secuestran a Modern Talking y los rapan al cero ( "Vanished", "Untrust Us", "Courtship Date"). También combinan la filosofía pop del videojuego addict con el ácido sueño de la bola de espejitos ("Air War", "Good Time", "1991", "Knights", "Reckless", "Black Panther") , o los tintes ténebres, a lo Crossover de International DeeJay ("Crimewave", "Magic Spells") para acabar con el dulce bálsamo, después de la penetración sonora, "Tell Me What to Swallow", digno de Liz Fraser o Juliee Cruise. Suficientes motivos como para creerlos en el tiempo.
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