martes, 9 de junio de 2009

Y la nave va...















Expectativas y repetición. Aun siendo conscientes de todo el proceso (hay que ver cómo conocemos ese maldito trayecto), aun siendo conscientes de todas las contraindicaciones pronosticadas, "perjudicial para la salud", nos vemos abocados a una suerte de levedad autómata inevitable. Yo las busco, o ellas me buscan, casi no se puede luchar contra la atracción empática, no obstante, hay que intentar evitar abusar de la generosidad de los amigos en la reincidencia. La triple "L" termina de cerrar un círculo perfecto dedicado a la formación (intento), vocación misionera y redentora, una suerte de "superhombre" al que le gusta la intensidad de la vida, el riesgo, los retos imposibles personificados en bombas de relojería... (que los dioses se apiadan de uno, que ya vamos sacando el traje de superhéroe: estoy tan sexy...).

La repetición no deja de ser, en cierta manera, divertida. Terminamos riéndonos de nosotros mismos y aceptando la falta de trascendencia de los propósitos. Nacimos tocados, nos enseñaron a amar de verdad (maldita educación de mierda), entregándonos totalmente, y ése es el precio que debemos pagar, ajenos a las pautas que marcan los ritmos de moda.

Se trata, sin más, de asumir desafíos (una forma de crecer), puesto que al contrario, la vida se vuelve insípida, sin grandes objetivos que cumplir...y aquél juego es el que más nos gusta jugar, por eso, sonreímos en la actualidad dejándonos mecer en esa corriente tan dulce "escandinava" del "nosé", non sense. :P

"I'd like to take you, I'd like to take you to a place I know My black hearted"

2 comentarios:

Ghibli dijo...

Benditas bombas de relojería...

Antonio D. Resurrección dijo...

Sí!, suenan como un corazón, tic-tac, tic-tac, tic-tac...el motor del mundo.