domingo, 25 de enero de 2015

Esa cobardía

La caja del diablo. Comunicación audiovisual. Cabo Roche. 2013


















En esos tramos de la existencia en los que el deambular se torna ligero, acelerado, cuando la motivación está próxima a optimizar el rendimiento cerebral y el mundo de las emociones consiguen re-estimular la necesidad de futuro, sólo entonces los ciclos vitales se re-generan y el senso discursivo crece exponencialmente.

Qué expectativas vivenciales se plantean aquellas personas que antes de que surja alguna oportunidad se preparan a negarla. Desde mi clásica perspectiva, con un considerable porcentaje nihilista, no es posible la empatía o el amor sin vocación de futuro, al abrigo del análisis objetivo y la crítica constructiva.
Más allá de que puedan tener la razón en según qué casos, resulta una posición inaceptable y falsamente íntegra, in-creíble. La determinación reaccionaria y pusilánime de una cobardía apenas disimulada, una cobardía miserable vital.
La decepción es el resultado de una aspiración frustrada, secuelas del complejo juego existencial que no siempre es grato y que hay que asumir con denuedo. En cambio, la indiferencia, esa lacra que esclerotiza al individuo, es la promesa certera de un mundo diferido, minusválido.

No hay comentarios: