domingo, 17 de julio de 2016

La marca















Quién se atrevería a imaginarlo otrora. Se ha masificado, estandarizado y vulgarizado tanto el tema del tatuaje, de nenes de once años a señoras golden age, que veo a alguien sin ninguno y me parece un extraordinario ejercicio de identidad difícil de superar. Algo que permanece intrínseco, permanente al fin y al cabo.

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