Derek Jarman. “Jubilee”. 1978
“A bitter ending is better than an endless bitterness”
"An armour for the age…"
Los vínculos perniciosos. La sombra amplia de la corrupción de los detalles domésticos, bestia parda, leviatán inasible que todo lo contamina, como una gran mancha negra de petróleo sobre el océano (eternamente), como una maldición a quien menos lo merece (siempre) ¿Quién cree en lo proporcionado, en lo justo si raramente se manifiesta, un efecto azaroso del mecanismo de lo implacable (permanentemente)?
Aquellos predicamentos de la pubertad en los que se nos recordaba el extremado valor de la honestidad, el brillo inusitado de lo veraz, en un decorado de quebrados setentas y vidas a medio cromatismo de la ansiada libertad. Lágrimas amargas de impotencia, frustración e inadaptación ante un panorama tristemente desolador. Y nos reíamos (como jóvenes indestructibles que éramos) del negro sobre negro de Cioran. La congoja de un suprematismo fatalista. Se acabó lo que nunca pareció comenzar, ce con.
“… Ce n’était qu’un vendredi 12
Et pourtant tu as filé en douce
À mille lieues du Triangle des Bermudes
Juste quelque part Hémisphère Sud
Ce n’était qu’un vendredi 12
Ce con
De voisin tondait sa pelouse
À fond
Je n’ai pas croisé de chat noir
Non
J’ai bu la tasse dans la mer
Noire
Où étais-tu vendredi soir ?
J’ai bu la tasse dans la mer
Noire
Où étais-tu vendredi soir ?
J’ai bu la tasse dans la mer
Noire
Où étais-tu vendredi soir ?
Vendredi soir
Dis-moi si tu te souviens de tout
De mes caresses, de mon parfum
Je n’ai rien changé, au cas où
Tu reviendrais comme ça l’air de rien (x3)
Samedi matin…”.
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