sábado, 20 de febrero de 2021

Panegírico

 
Angela Schanelec. “Nachmittag”. 2007

“Él había pensado más que otros hombres, poseía en asuntos de espíritu una serena objetividad”
“Lo que más odiaba era todo lo mediocre, normal y corriente”

“(Der Schmerz, der Stillstand des Lebens
Lassen die Zeit zu lang erscheinen)”

“… Le pourquoi des choses de la vie
J'en rêve encore, encore un peu
Tant de choses qui n'ont pas de prix

Saudade
Pleure, ça fait du bien
Pleure toute la rivière
Et l'océan Indien
Saudade
Je ne t'attendais point
Je ne t'attendais plus
Mais tu as bu tout le vin…”

The music won’t save you…
En los estados del murmullo ASMR, esa corriente alterna y continua experimental, exclusiva que acompaña el atribulado diario, un ejercicio periclitado de durísima supervivencia ante los avatares de la miseria cotidiana, lo vulgar previsible, la negligente impericia metamorfoseada en normalidad, el vacío en el colectivo, lo ampliamente decepcionante como anti-leitmotiv. Y sin embargo ese fluido, riachuelo de aliento conceptual, es el que hace mantener la digna compostura ante los imponderables (afectivos y domésticos). Sobrevivir en un mundo más imperfecto de lo necesario, de lo sensatamente deseado se muta en un ejercicio intelectual, espiritual que forja la unidad indisoluble de la identidad, un equilibrio permanentemente atenazado por múltiples obstáculos, por la larga sombra del desánimo y la claudicación. Altas capacidades. Solitude-realpolitik en la plenitud colectiva. La soledad de un nihilista corredor de fondo, el lobo estepario que retorna ad principium, desde la adolescencia atolondrada-ensoñadora hasta las cotas de una interesantísima, deseada, buscada madurez plena de consciencia y convicción. Nothing ever lasts forever... A diferencia del cuestionable éxito social, nunca una soledad estuvo mejor acompañada. Bet you.

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