jueves, 1 de abril de 2021

Irresoluble

 
Wim Wenders. “Der Stand der Dinge”. 1982

“… Porcelain boy
You're just a lonely motherfucker

Porcelain boy
I don't give a shit about you

I don't wanna leave this house
I don't wanna leave this house

I don't think I like you that much
But I will not leave this all alone
You can sit and wait for something
You can sit and wait for…”

No existe disculpa ni atenuante en quien se retrata de la misma manera sistemáticamente, clamorosamente. La retracción se convierte en un ejercicio estéril y cínico, más allá de cualquier limitación comportamental, intelectual.
La práctica vital demanda la coherencia que se ausenta en la vulgaridad de las cosas mal hechas, de las expresiones mal verbalizadas, de las decisiones mal determinadas, de las heridas mal cerradas. La altanería es tan sólo un gesto fútil de desesperación e inseguridad. Más vulgaridad de lo mismo.
En definitiva, asumir una indumentaria inapropiada, una relación inalcanzable por incompetencia, habitar una casa que no le es propia, sino ex-propia. La ineludible ley del espejo carente de prebendas.
¿Quién tiene necesidad de asumir ese rol de permanente pérdida perdida?

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