Piero Schivazappa. “Femina ridens”. 1969
“… You who wish to conquer pain
You must learn what makes me kind
The crumbs of love that you offer me
They're the crumbs I've left behind
Your pain is no credential here
It's just the shadow, shadow of my wound..”
Al consenso le persiguen arcanas rémoras de la cultura judeo-cristiana. La vieja estrategia del perdón que nos redime antes y mejor (sic) que a la persona causante de los desperfectos. La ira, el odio, la falta de solvencia en las numerosas contiendas o el resentimiento sólo conducen a una nostalgia agridulce irreversible de ambigua clarificación. Ni siquiera la versión extrema del dolor metamorfoseada en venganza causa mitigación del recuerdo dañado. La memoria nos brinda el crecimiento pero también la frustración irrevocable del dolor.
Como quiera que sea, parte del sentimiento utópico, de la idílica creencia menos verosímil, el pensar en el olvido de las afrentas a modo de condición amnésica. Esta vía resulta imposible de dilucidar, de poner en práctica, salvo en el titánico esfuerzo del atenuante cauterizador implicando ambas partes. Falsos finales cerrados en falso.
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