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Carl Theodor Dreyer. “Vredens Dag”. 1943
“… D'you think that I could simulate
My life, but done a better way
In this fractured mind
Fractured, fractured mind
I get to feeling turned around
And turned around again…”
En lo más oculto de una nutrida (des)conciencia colectiva existe el secreto deseo de auto-aniquilación, la promesa de un indicador de insensatez que descansa sobre la ausencia de voluntad y el apego a todo aquello que cause daño negligente. Si en la esencia del corazón no existe el auto-afecto protector vital, la necesaria y valiente cordura, cómo esperar que se amplifique convenientemente de manera centrífuga hacia otras entidades. De locos.
“… D'you think that I could simulate
My life, but done a better way
In this fractured mind
Fractured, fractured mind
I get to feeling turned around
And turned around again…”
En lo más oculto de una nutrida (des)conciencia colectiva existe el secreto deseo de auto-aniquilación, la promesa de un indicador de insensatez que descansa sobre la ausencia de voluntad y el apego a todo aquello que cause daño negligente. Si en la esencia del corazón no existe el auto-afecto protector vital, la necesaria y valiente cordura, cómo esperar que se amplifique convenientemente de manera centrífuga hacia otras entidades. De locos.
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