Albert Lewin. “Pandora and the Flying Dutchman”. 1951
“… Doberman, they stood proud
The ferns loomed as I lay
The waves slapped like shin to wood
And I laid, I laid, I laid…”
El mal se va enriqueciendo con pequeños y domésticos detalles, un proceso acumulativo que estalla en grandes trazos cuando desborda lo maligno presupuestado y se extiende en todas direcciones, ajeno a las propias expectativas del alma maligna.
“… Doberman, they stood proud
The ferns loomed as I lay
The waves slapped like shin to wood
And I laid, I laid, I laid…”
El mal se va enriqueciendo con pequeños y domésticos detalles, un proceso acumulativo que estalla en grandes trazos cuando desborda lo maligno presupuestado y se extiende en todas direcciones, ajeno a las propias expectativas del alma maligna.
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