jueves, 24 de abril de 2008

Durmiendo con su enemigo











Antonio D. Resurrección. 2004

Recientemente una vieja amiga se sorprendió de que, tal y como viene la jugada, me quedasen todavía ganas de confiar en alguien (se trata más bien de un espejismo...)... pues viniendo de un escéptico redomado y vuelto al punto de partida, hace constatar la necesidad de jugar con el fuego, estar lo más próximo del enemigo para intentar dominarlo, porque como corresponde a un proyecto utópico, aspirar a la ilusión es más revolucionario que la propia revolución.
El mundo no está hecho para las personas cobardes (éstas son las que peor resisten los momentos trascendentales, no necesariamente negativos, las que peor se resisten), ni para los que se apropian de las ideas de otros, incapaces de tener vida autónoma. Gran cabeza.

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