jueves, 22 de mayo de 2008

Country life















De entrada la portada nos retrotrae al ambiente que se respiraba en Barry Lyndon. Nunca me gustaron las parodias epocales, ni los disfraces, ni esas blusas tan en boga en los setenta en los medios mal llamados progres, ni el hippismo de boutique, ni siquiera el hippismo...No obstante no puede ser más acertada la elección estética, y en esto, en mezclar continente con contenido, Alison, como artista de origen plástico que es, es una maestra. Claro que en el mundo presuntamente "alternativo" todo lo que huela a "atrezzo" o "disseny" está mal visto, porque lo cool es que exista ese envoltorio pero que parezca que es casual, faltaría más, las Converse un poco sucias...

Goldfrapp es el tipo de grupo que se suele mirar de reojo, de los que la gente no se atreven a citar como favoritos.
A muchos les disgusta que Goldfrapp coquetee con el mainstream (a Alison le gusta coquetear y bastante) en busca del éxito, la diferencia es que en este flirt, no parecen mermar su verdadera identidad ni calidad después de cuatro discos más que disfrutables dirigidos por el escurridizo Will Gregory. Para entendernos, lo que Saint Etienne viene buscando desde años y sacrifican, a veces, en detrimento de su personalidad claramente retro. Alison no es Madonna, tampoco la Minogue, ni falta que le hace, detrás de esto hay más buenas ideas que abrumadores ejercicios mercadotécnicos.

Y ahora que estamos saturados de tanta "americana" de El Corte Inglés, viene la londinense y nos cuadra en el círculo de la dance la autoría contemplativa más británica. Aquí tenemos una verdadera enciclopedia del poso cultural musical del Reino Unido. Alison ha colgado las plataformas y el mundo purpurina, el de "Black Cherry" y más el de "Supernature", para retirarse al campo, de hecho el disco fue grabado en la casa de campo de la pareja de oro, ¿se habrá vuelto budista? ¿amiga de Kevin Ayers? ¿otra estrella más que cambia las drogas por la hierba silvestre? ¿habrá dejado definitivamente el mundo pecaminoso de la metrópolis? esperemos que no... No obstante, y a pesar del drástico cambio, no pasa desapercibido el inconfundible toque Goldfrapp que los ha hecho famosos.

Un disco no puede ser malo (en tiempos de la mononucleosis mp3) cuando el noventa por ciento de las canciones son buenas y "Seventh Tree" las tiene. Lo mejor es que este trabajo se disfruta como un todo, una propuesta conceptual que sorprende por su coherencia, creatividad melódica y emotividad épica.
"Clowns" es la entrada a casi capella de Alison y arreglos orquestales intimistas en segundo plano que remiten al primer disco, "Little Bird" vuela libre en un suave viaje sicodélico, pura celebración de la naturaleza. "Happiness" ha tomado el "All you need is Love" como referencia de cabecera (imperdible el vídeo), de esas melodías contagiosas que no te abandonan. "Road to Somewhere" es sencillamente espectacular, con sección de cuerda cercana al "Wonderwall", y un ritmo contenido que no termina de estallar, nos deja sin aliento, pidiendo más...sí, lo mismo. "Eat Yourself" transmite una melancolía campestre bien apuntalada por una guitarra acústica (!) y la voz tratada de Alison que nos recuerda a ratos a la Lauper.
"Some People" es la parada en el camino pedregoso, el puente, con arreglos orquestales del primo de George Martin, hacia "A&E" (‘Accident & Emergency’ ) en la que los juegos vocales de Alison se acercan a los registros vocales planeadores de los Cocteau Twins. Los más maliciosos la aproximarán a la Bush o, peor aún, a Celine Dion (glups, ¿esta no se hundió con el titánic?...) con aspiraciones de stadium a lo Coldplay. De ser así se lo podemos perdonar porque la canción es un artefacto pop campestre que, si bien intima con el A.O.R., vale quilates en desarrollo y estructura rítmica, de esas que en los peores momentos te animan a seguir intentándolo. Cher se quitaría cinco operaciones de encima si consiguiera registrar un hit como este y Madonna dejaría de hacernos sufrir con sus intervenciones cinematográficas si alcanzara un trocito de esta canción que supone un recorrido por lo mejor del pop británico (el comercial y el que no lo es tanto), lo cual no es poco.
"Cologne Cerrone Houdini" nos hace regresar al Gainsbourg más disfrutable, el de los sesenta, mientras en la recta final recuperamos las lecciones de vuelo del clásico "Felt Mountain". Y qué me dicen del colofón "Caravan Girl", con su ritmo trotón y energía inequívocamente positiva que ya pedíamos a gritos desde hace meses, aquí sí que nos aproximamos a esos coros impagables de los mejores Saint Etienne en un cruce místico con los cuatro de Liverpool, no pudiendo dejar de saltar de felicidad, quizás la mejor canción del disco, no sé... ¿cómo? ¿que estabas triste? escúchala tres veces... "Monster Love" supone el broche final a una jornada bucólica pop, cuando las luces del sol se pierden entre los árboles del bosque.

Nunca el olor a campo fue tan cool...

Happiness
How'd you get to be
Happiness
How'd you get to find
Love, real love
Love, love, love

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