jueves, 3 de septiembre de 2009

Días eléctricos

















The Joy Formidable


Supongo que todo comenzó en mi cabeza cuando me embelesó el sonido de ese flaco maravilloso llamado Bradford Cox. Una luz roja de alerta se encendió...Las guitarras adormecidas volvían a rememorar días de anacardos y whisky, esa segunda mitad de los noventa (no necesariamente mi época favorita), oscilante, confusa, llena de expectativas y joy de vivre... días de "maremoto" y diseños de portadas, aprendiendo a "pescar" en la calle...
Supongo que las cosas tomaron forma en el momento en que era evidente la (mi) sobre-saturación (internacional y nacional: más patética si cabe) de barbudos/as postizos, perrosflautas H&M, malimitadoras del verano del amor, de un melifluo folk de desierto del Lidl, guitarras de saldo y songs-plastas con ínfulas del espíritu de Cohen o Drake... ahítos de tanto concierto "a palo seco", como si lo "trascendental" viniera con la acústica y el olor a campo fuera síntoma inequívoco de "autenticidad"... será que nunca el pachulí fue motivo de atracción para un after-punk recubierto de pop anglosajón, como tampoco lo fue el Grunge, esa estética de leñador desaliñado...ante todo, seamos elegantes...

Si a Deerhunter añadimos No Age, los intensos M83, The Pains of Being Pure at Heart, el "Maladies" de Windsor for the Derby, algunos temas de Death Cab for Cutie (enorme "I was Once a Loyal Lover") o los prometedores Half Foot Outside (mezcla de The Posies, Los Planetas, Teenage Fun Club), entre otras nuevas bandas, terminaríamos de confirmar lo que ya es un grito a voces...
Vuelven aquellos noventas comandados por Belly, Lush, Ride, The Pastels..., Vuelven los saltos sincopados en la disco, vuelve la misma vieja amante, arreglada y con tacones altos, vuelve la energía, el corazón que planea, la épica electricidad vasculando por las venas...

En este exacto contexto "re-evolucionario" comienzas a escuchar una nueva canción, "The Last Drop" (puro Donelly), y dejas de prestar atención a lo que estabas haciendo, surge una especie de revelación que se va agrandando conforme pasan los segundos, sabes que, al igual que en ciertas experiencias de la carne, estás, de nuevo, presenciando un momento extraordinario, inefable...
Entonces, cuando repites la canción como un mantra terapéutico, cuando comienzas a balbucear sus letras, cuando te destrozas los muslos llevando el ritmo, cuando pillas la guitarra y localizas los acordes, cuando te olvidas de aquello tan importante y no paras de bailar/actuar ante un público invisible, cuando más comunión sientes con esa extraña cadena de sonidos, percibes el enorme poder que tienen los minutos sobre ti y se hace tuyo, eres tú con "Seal my Fate" en el bolsillo de la memoria.

Y si esas mismas sensaciones se multiplican al escuchar un álbum completo como "A Balloon Called Moaning" de The Joy Formidable, la ingesta es tal que pierdes la cabeza, el sentido. Te has enamorado sin remisión, cualquier actividad carece de valor más que volver una y otra vez sobre aquella belleza auditiva hasta sentirte ahí arriba pleno de euforia.
The Joy Formidable recuperan lo mejor de las guitarras que se había guardado, lo mejor de Belly, lo mejor del Shoegazing en temas como "Whirring", "While the Flies" (qué linda), "Cradle", esa joya abisal (puro after-punk reciclado) que es "Ostrich", o el huracán emocionante de "The Greatest Light is The Greatest Shade", porque más allá de la arqueología hay aportación y talento propios además de una fuerza inaudita que no conoce limitaciones. No se puede creer.

Volemos (de "Volo") por los aires! Saaaalta!, Jojuuuuy, formidaaable!!!!!


"I said electricity, let it rain all over me"

2 comentarios:

Ghibli dijo...

Vaya! Me lo tomaré como los "deberes de verano". Muchas y sospecho que muy buenas recomendaciones!

Antonio D. Resurrección dijo...

Espero que usted lo disfrute. Qué grato compartir con gente que lo merece ;)