martes, 21 de diciembre de 2010

Final de partida















Jim Jarmusch. "Broken Flowers". 2005


Como en esas volutas impredecibles del humo, los sucesos se amontonan en el almacén de la memoria, sin más destino que el de la mera acumulación. Los detritus de los episodios sólo sirven para justificar la pauta cíclica de cualquier relación, sin posibilidad de reflexión redentora. Esto se materializa desde el primer momento en que la mala praxis asume como "natural" actuar según los designios de la coyuntura, la primacía de las necesidades y convicciones (en el caso de haberlas) personales o recurrir a la impostura a modo de estulto cauterizador de heridas, olvidándosenos que un vínculo demanda cesión y compromiso "práctico" más que verbal, crecimiento dual, consorcio consensuado más allá del oportuno joy de vivre. Un indispensable plan que no debe desdeñar su condición de futuro con vistas a despejar los innumerables imponderables que el tiempo se encargará de agravar, complicar en enfermedades crónicas lo que otrora fueron leves contusiones.

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