sábado, 11 de abril de 2020

La farsa

Françoise Truffaut. “La Sirène du Mississipi”. 1969

“… Who are you? Mm? Tell me
'Cause I wanna know
Who the fuck are you?..."

Lo espantoso, lo ominoso, lo terrorífico, no forman parte de algo extraordinario, inimaginable, el pánico a lo desconocido. El terror dispone de una cara cotidiana y familiar, tan próxima que podría estar representada por una amiga, un allegado, un vecino, una especie de sosias, una antigua amante. Lo pavoroso puede utilizar una máscara de belleza conciliadora, adyacente, subyugante, que todo lo disipa salvo su propia esencia.

“Salió del precipicio, salió del precipicio…” Caminando a paso lento, con los hombros agarrotados por el peso del recuerdo y la ignominia. No todo el mundo puede contarlo.
Salió indemne de la mejor de las formas, abrazando a su mayor enemigo, convirtiendo en amor, empatía y fidelidad las flores que surgieron del fango. La reversibilidad improbable de aquella historia, l’historie, en pálpitos de certidumbre y apego a las constantes vitales. Alegorías del siglo veinte.

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