jueves, 9 de julio de 2020

Inmanencia

Louis Malle. “Ascenseur pour l'échafaud”. 1958

“… You me knows what Me you wants
Me you knows what You me wants
And it's granted…”

“… prendre la vie comme on veut
on priera le ciel si non mieux
on s'en mettra plein la panse
prendre la vie comme elle vient
on ira au ciel si on veut bien
on ne marche plus, on avance…”

Sobre una horizontal indeterminada, zigzagueante, la vocación tardía de un verdadero amor en cambio, macerado con premura y alevosía. La conjura de los amantes de difícil trascendencia, de complicada extensión.

Sobre la vertical, en la línea de ascensos y zancadillas, el vector erecto que acompaña al éxito fácilmente predecible, aburridamente incuestionable, de rancio abolengo alfa. El rango y nivel adquisitivo de futuros perfectamente programados. Abulia clasista fenomenológica anémica a imprevistos. Difícilmente a la altura, en esas alturas.

Sobre la terrenal urbana (up-and-down), el itinerario à la dérive de los deseos frustrados y las letanías introspectivas. El inmarcesible y elegante contoneo de unos pasos que conjuran el fate y ponen a la nocturnidad metropolitana como precario escenario de su excepcionalidad. Deambular de una espera a la espera, de un rumiar de presagios, de un abandono solícito por bares y locales hasta la hora del lobo. Un temprano auspicio de La notte.

Amplio paisaje sentimental, emocional y vital en su rostro, su vis-age, (b)elle. La ley de la convicción, la ley del deseo, la ley vital, dasein. Por encima del brillo luminoso de la ciudad, esa increíble, única e irrepetible auténtica belleza eterna.

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