jueves, 21 de mayo de 2009

Ciencia










Antonio D. Resurrección. Serie El Proceso. nº7. (LON.23.06.07). 200 x 80 cm. Fotografía digital láser. 2009


Aplicamos el método más socorrido, el empírico, y no sé por qué tengo que justificar lo que los demás intentan solicitarme subrepticiamente. Más allá de mis recursos, no creo, ni de lejos, que entiendan el mecanismo de las cosas... A veces me pregunto por qué la gente es tan plana y buscan más allá, teniendo las respuestas tan cerca. Por qué se quedan en la superficie. No les cabe admitir las situaciones extra-ordinarias. Voy a tener que plantearme seriamente de qué madera estoy hecho, porque no entiendo, ni entenderé jamás, a qué se debe tanta estulticia, un rencor primitivo que sólo esconde inseguridad y envidia. Ahí voy, de nuevo, subido en la carroza imperial, admitiendo eco en quien encuentra pequeños tesoros en esta quijotesca figura. Uno no es nadie sin su público y adoro que aplaudan mis virtudes, a la vez que asumen mis debilidades. Fuego que intimida a los que usan gas ciudad.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

En estos casos se toma una salchica, que se desollará por más que grite, conservándose cuidadosamente la piel. El salchicón se mecha con patas de cabrajo cortadas en lonchas y rehogadas en mantequilla bastante caliente y se echa sobre hielo en una cacerola escalfada. Se sube el fuego y, en el espacio que así se gana, se disponen con gusto rodajas de lechecillas cocidas a fuego lento. Cuando el salchicón emite un sonido grave, se retira con presteza del fuego y se rocía con oporto de calidad...En el momento de servirlo se hace una salsa con sobrecito de comprimido de litina y un cuarto de leche fresca.
Ya tiene usted su receta, sugerencia de BV.K

Ghibli dijo...

Qué claro lo tienes... Dí que sí!

Antonio D. Resurrección dijo...

Es que da coraje cómo la sociedad discrimina a quien se sale del plato, o no sigue las directrices generales...qué mundo más represivo.

Antonio D. Resurrección dijo...

Pues no me acordaba de esa historia concreta. Gracias por refrescarme mi atribulada memoria. Besos.