lunes, 30 de marzo de 2009

Telarañas

Aki Kaurismäki. "La vie de bohéme". 1991

No es la primera vez que se argumentan las bondades de los estados depresivos, negativos como catalizadores del acto creador. A pesar de lo que pueda tener de verdadero el tópico, se trata de un patrón ciertamente erróneo si se acude a lo que deben ser las prioridades del arte contemporáneo, trascendiendo la mitología armada de interpretaciones estereotipadas y anacrónicas.
Los momentos de desarrollo real creativo, necesitados de un rendimiento extra-ordinario, van ineludiblemente unidos a una suerte de natural felicidad rutinaria, el bienestar sistemático... Quién se atreve a comenzar una relación profunda, o a tener descendencia, en circunstancias adversas, inestables. Sólo los locos temerarios...
Cuando el arte merece la pena ser creado (ahora en primera persona, como extensión de la identidad), en las antípodas del tratamiento terapéutico, revela su verdadera funcionalidad, más proclive al planteamiento de grandes dudas e inquietudes que a la solución de traumas locales. Esa universalidad es la que le otorga la posibilidad de la cauterización de las profundas heridas más allá de la sintomatología coyuntural.

3 comentarios:

Ya no soy yo. dijo...

felicidad rutinaria, bienestar sistemático... Definitivamente me quedo con eso. Suena a domar a la inercia a nuestro favor, para convertirnos en navegantes de colmillo que no se hunden en mares agitados.
Un abrazo interoceánico.

Antonio D. Resurrección dijo...

Si usted quiere, usted puede. Para eso hemos de utilizar la inteligencia, que en su caso es sobrada, y ser muy vehementes, tozudamente constantes.
Orden y progreso.
Besos

Ya no soy yo. dijo...

Gracias.

:)

Jajajaja, de veras que debería hacer un catálogo de "palabras verificadoras" en este blog, la de hoy fue, muy al caso: "gentil". Qué divertido. :P


Días grandes y felices para usté :-*