jueves, 30 de junio de 2011

Ocean of Noise












Tim Burton. "Sleepy Hollow". 1999


"Si el corazón está en su sitio, ¿Qué importa hacia dónde mire la cabeza?"

Sir Walter Raleigh

martes, 28 de junio de 2011

Reclamo



Come for me, cover me, come for me, come for me
you cover me, cover me, comfortably, comfort me

And after some time, I know i would go blind
but seeing only binds, the vision to the eye

I lose my voice I know, but i have nothing left to say
(nothing left to pray) no echo in this space

Deerhunter. Agoraphobia. 2008

domingo, 26 de junio de 2011

PS I Love You













Pasó un mes pero apenas mermaron las grandes impresiones que han quedado retenidas en nuestra memoria con vocación de eternas. El P.S. ha resultado ser el mejor de los festivales posibles y el de este año ha tocado aquella bóveda celeste sólo imaginable en el ámbito de lo onírico.

Conscientes de lo inabarcable de este monstruoso proyecto, con los pies en la tierra y un plan blindado a prueba de algunos imponderables, acometimos el jueves veintiséis mirando con frustración la gran pérdida que supuso no poder estar presentes en el reflotamiento del Heaven Up Here el miércoles anterior. Sacrificamos a Marina Gallardo, esa P.J. del Puerto, Emeralds y el hype divertido de los Cults, merced a las aerolíneas de saldo.
El primer entrante, una Glasser menos brillante que en el disco, escoltada por un programador en esa onda neo-hippy, tan poco verosímil, propia del barrio de Brooklyn. Ecos de la indiscutible Fever Ray, un poco de Björk y, sobre todo, de la Dot Allison más plausible. De allí corrimos a darnos un baño de testosterona, que puede terminar por cansar, llamado Grinderman. Nos dejamos a los Walkmen en el camino. Alcanzamos a disfrutar un rato del ruidismo precursor del maestro Glenn Branca y otra pequeña sesión de los bailongos Caribou.
Volvimos a re-conocer a las viejas glorias de Suicide en un concierto repetitivo y machacón como sólo ellos saben desarrollar. The Flaming Lips consiguieron hacernos olvidar de que se tratan de una buena banda, incluso con grandes canciones, con tanta fanfarria, confetti y carnaval dionisíaco. Después del empacho de golosinas, nos vino bien enfriarnos con la helada propuesta industrial de Factory Floor que, siguiendo las pautas habituales del contexto electrónico, endurecieron y aplanaron una propuesta grabada más rica en matices.

El viernes veintisiete acabó por convertirse en un día redondo, comenzando con Ainara LeGardon y su propuesta rockera a la maniera Harvey, el fresco americanismo de unos sorprendentemente jóvenes Avi Buffalo o el pop clásico del matrimonio Tennis.
Mr. Ward
, efectivo y previsiblemente sureño, dio paso a una noche plagada de gemas de incuestionable valor. The National abordaron un repertorio de hits épicos en el mejor de los escenarios, a juicio de varias personas, aunque no sonaron todo lo bien que cabe esperar de ellos. Prescindimos de Belle & Sebastian conscientes de la importancia de no perdernos ese glorioso ritual llamado Low, sensibles e impecables, grandiosos abordando el reciente C'mon sin menoscabo de un tracklist monumental.
Tras la tensión introspectiva, Deerhunter demostraron a fieles y foráneos el gran talento que poseen, una sesión ininterrumpida de esa personalísima mixtura de géneros rock. Non-stop a la altura de Nothing Ever Happened. El regreso de Pulp se nos atragantó a medias, más allá de su incuestionable directo, a causa del aforo tan desmedido como augurable del escenario principal. La noche se cerró, en un círculo perfecto, con la contundencia del directo de Battles, adalides de un experimentalismo dance hipnótico, contagioso, retroalimentador del éxtasis en el que gustosamente nos sumergimos.

El sábado comenzó con la puesta en escena en el Auditori del clásico Paris 1919. El maestro Cale, arropado por una gran orquesta, resultó efectivo y emocionante hasta que terminó su masterpiece. El resto acabó por expulsarnos a la luz exterior, dejando por el camino a Yuck, saboreando, desde la distancia, los viejos temas de los Papas Fritas (cuántos buenos momentos). Nos encaminamos hacia el templo ATP, donde el barbudo Phosphorescent se decantó más por el americanismo bande à la lettre de su último trabajo, relegando a un segundo plano los intensos temas que contiene Pride. Pasamos un rato Fleet Foxeando hasta trasladarnos hacia uno de los conciertos más contundentes del día. Los Neubaten derrocharon radicalismo e inteligencia, combinación oportuna de ruidismo y rock perfectamente imbricados. Arte contemporáneo mayúsculo. Con P.J. Harvey sufrimos el mismo efecto Pulp: la masa humana impide ver el bosque. De la gran dama se echan de menos aquellos legendarios temas desprovistos de paja, ataviados de visceralidad sexual femenina. Cuestión de gustos.
Y con ellos, Mogwai, llegó el sonido y la furia, la maquinaria convenientemente engrasada y renovados aires contenidos en su último disco. La banda escocesa atrae en directo a conversos y descreídos, imposible sustraerse a semejante explosión de sensibilidad cruda. Pasamos de largo con los sobrevalorados Animal Collective, vimos un pequeño aperitivo de la locura de Pissed Jeans y bailamos un final apocalíptico con D.J. Coco, conscientes de que nada volvería a ser lo mismo. Las contraindicaciones de la intensidad vital, el dolor de amar apasionadamente, la plenitud de lo efímero: música de nuestras vidas, experiencias sublimes de difícil traducción verbal.

Primavera Sound. Barcelona. Mayo 2011

jueves, 23 de junio de 2011

Pliegue














Spike Jonze. "I'm Here". 2010

"No tengo ya duda ni alegría, pero a esa duda no regresaría. Ni a esa alegría". Tampoco tú.

Lentejas los viernes. "Mayea". 2009

lunes, 13 de junio de 2011

Ácido











Jean-Luc Godard. "Le Mépris". 1963

Lo que más escuece de cierta dimensión de la sinceridad resulta ser la ausencia de grandes adjetivaciones o hipérboles halagadoras. El temor a que lo vulnerable sea mostrado nos incapacita para la asunción de la realidad y, por extensión, para afrontar los avatares del destino (propio).

martes, 7 de junio de 2011

Exiliados


Damien Jurado. "Everything Trying". 2008

Apenas nos acostumbramos al doloroso placer comienzan a cambiar las tornas, los vientos se hacen cada vez más broncos, la presión atmosférica nos impele a cruzar el umbral hacia territorios largamente recorridos, como un aviso admonitorio sobre la misma dinámica del discurrir, poniendo a prueba la más fuerte y necesaria de las virtudes, claudicando de todo aquello que respire estabilidad, tranquilidad. Como si la casuística, más predecible de lo deseable, se amoldara en el perfil a modo de guante de látex, metrónomo matemático que hiela la sangre.
Tan irrefutable como la luz estival, la trayectoria queda estrechamente marcada para navegantes cada día más ajados, envejecidos por la fuerza de la repetición, el hastío de marineros saturados de una circularidad claramente enfermiza.

sábado, 4 de junio de 2011

Solecismo














Se debe entender, "por fin", que al existir demasiadas salidas, uno acaba perdiendo la orientación. El ser humano, vulnerable por definición, no está preparado para tanta disponibilidad, se aferra a las limitaciones para seguir creciendo, antiguo vestigio de su condición más animal. No existe handicap más grande que el de la plenitud de la consciencia de la libertad. Tanto exceso de oxígeno acaba por convertirnos, inversa proporcional, en sujetos cianóticos.
Cada vez más conscientes de la belleza de los pinares que nos han visto crecer (y morir), ahora que todo tiende a desintegrarse, indiferenciarse en la acritud del olvido, porque nos empecinamos en olvidar lo inefable, sublime. Como si pudiéramos prescindir de la memoria. Cuánto tiempo perdido.

"And I want more than I can get Just trying to, trying to, trying to forget".
"Nothing Lasts Forever". E&TB. 1997

miércoles, 1 de junio de 2011

Aliteración


















Como la claridad de la luz, así vamos transmutándonos, a fuerza del inusitado interés por alcanzar un estado de perfecto estupor, algo similar al equilibrio atribuible a los próceres de la inteligencia sentimental, adheridos al permanente bamboleo de los períodos de las mareas. El cuerpo se endurece, las manos se agrietan, los ojos se adormecen en un infinito baile proteico. La bestia que duerme en la epidermis de la conciencia dirige nuestros destinos. Ha vuelto para quedarse.