miércoles, 1 de junio de 2011
Aliteración
Como la claridad de la luz, así vamos transmutándonos, a fuerza del inusitado interés por alcanzar un estado de perfecto estupor, algo similar al equilibrio atribuible a los próceres de la inteligencia sentimental, adheridos al permanente bamboleo de los períodos de las mareas. El cuerpo se endurece, las manos se agrietan, los ojos se adormecen en un infinito baile proteico. La bestia que duerme en la epidermis de la conciencia dirige nuestros destinos. Ha vuelto para quedarse.
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