sábado, 11 de noviembre de 2017

Dé-rive gauche

Miloš Forman. "One Flew Over the Cuckoo's Nest". 1975


















"Una izquierda tan ensimismada". Melodrama.
Script.
Un colectivo de entusiastas fratricidas que antes de conseguir materializar una buena proporción de sus objetivos (contaminados por el vil aire de la realidad), se deleita con onanismo y fruición en la auto-imposibilidad de sus prístinos ideales, machacando antes al pariente que a su propio adversario.
Una suerte de shit-com left-neo-liberal-conceptual. De diván, no. De clínica.

martes, 7 de noviembre de 2017

Sadrisa

Pawel Kuczynski.




























Gente que sonríe por la calle, una sonrisa a medias, contenida, glauca a los reflejos del rectángulo que miran absortos. Pareciera que se tratase de una divinidad luminaria que rigiera sus destinos.
Sonríen con cierta lentitud, como si no estuvieran del todo convencidos de su aparente dicha. Algo cabe de esperanza en sus ojos, abiertos a la mitad, quizás conscientes de lo efímero de su condición.
Sonríen, sí. Una sonrisa pálido reflejo de su propio reflejo, ajenos temerariamente al vertiginoso movimiento que en su derredor no parece tener fin, que tampoco parece vaticinarles un aliento de futuro, admonitorio de la fragilidad e inconsistencia de su amago de sonrisa.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

Ciclo-génesis

















Así que, tras décadas de involución neo-liberal, de pérdida de derechos y libertades, de degeneración de la vida social y cultural, cada vez que surge un insoslayable movimiento popular, vindicando fundamentos democráticos elementales, el mundo (ultra) conservador, adormecido en su evidente propio-bienestar-"demorrágico", despierta milagrosamente redoblado, como contrapeso a lo desconocido, ese veneno tan temido de la burguesía bienpensante.

Así que cada vez que surge un movimiento rupturista, independentista (altamente cuestionable, al menos, en los que presuntamente se han erigido como adalíes coyunturales), la mayoría silenciosa de bien se reafirma multitudinariamente en su necedad pacata y reaccionaria abanderolada. "Nuestros detritus son los mejores detritus", parecen vociferar.

Cabría conjetura entonces que, tras todos estos frustrados asaltos rupturistas existe, en realidad, una maquinación de los eternos poderes de la derecha post-franquista (a veces franquista, sin aditivos) y de sus determinantes socios económicos para perpetuarse en el tiempo.
El miedo como restaurador del "equilibrio" perdido. La oportuna sublimación de pérfidos leviatanes (populismos, soberanismos, dictacracias…) que atemorizan a una ciudadanía bien acostumbrada a compartir el lodo y la podredumbre, irremisiblemente renuente a la conciliación de lo que una vez pudo ser progreso. Viejas artimañas para un público enroscado en síndrome de Estocolmo permanente.

Casi nos "convendría" que nada se modificara en décadas, como la ilusoria imaginación de una cultura sumergida en el tiempo (¿Hispalis? ¿De Hispania?), porque las regresiones vuelven con tal virulencia que quienes más las sufren son los que más luchan contra ellas.