
Wes Anderson. "Hotel Chevalier". 2007Justo ahora, cabe preguntarse por la idoneidad del recurrente axioma personal: "Uno sólo puede construir con vocación de eternidad". Hace falta estar armado de una entereza sorda a los evidentes signos agoreros, los hitos cotidianos que determinan el transitable estrecho camino...
Bastaría dejarse llevar por el arrebato dotado de una pulsación vital, aliento fundamental, lo suficientemente intenso como para trascender el maléfico sortilegio que se cierne sobre los que anhelamos una vida mejor, perfecta en sus limitaciones, inconmensurable en su complicada sencillez. Pero cuesta mucho convencer, eliminar los traumas de "lo que podría ser pero no es". Porque ni somos super-héroes, ni magos transformadores de la realidad, aunque algunas lo crean.
Cuanto más esfuerzo aplicado, en inversa proporcional, menos resultados parecen conseguirse. Deviene frustrante no poder hacer nada, o poco, por cambiar las tornas de un casi generalizado inmovilismo vital, cobardía autómata, más allá del compromiso social, más acá de la responsabilidad personal.
Cómo las limitaciones, de índole particular, educativas, sicológicas... acaban por enclaustrar a las personas con vocación de grandes y bellas construcciones sentimentales. "
Some Great".
Ese enquistamiento que termina por minusvalidarlas, resulta ser su protección contra un mundo hostil en el que claudican con el silencio, la pasividad, la indecisión, el exceso de anemia... ¿Para qué diantres sirve la inteligencia, la capacidad reflexiva?...cuánta vida in-utilizada...
La mala hierba termina por crecer entre sus piernas, ahogándolas en sus propios desechos. Mientras, la vida metamorfoseada en luces nocturnas (
"Strange Lights") y seductoras sonrisas femeninas, pasa de largo, nos avisa de que el tiempo no se detiene para aquellas que se hunden en su propio fango y para los que corremos casi sin aliento, en pos de la felicidad, mirando, muy de vez en cuando, hacia atrás, despidiéndonos de los hipotéticos sueños monumentales (quizás tan sólo auténticos espectros), llorando de puro dolor frustrante, al embocar la próxima esquina.
Parafraseando a Marion en el epílogo de
"Two Days in Paris", algún día habremos de parar esta cíclica ("Al menos, mil millones de veces") farsa.
What direction should we chooseWe're lost and still confusedI walk into the sunWith you the only oneDeerhunter. "Strange Lights". 2007