sábado, 23 de febrero de 2013

Joy

Blake Edwards. "The Party". 1968




















El mundo precisa de ciertos espacios de esperanza y felicidad, márgenes de confianza controlada, pequeñas parcelas de energía positiva alejadas del recurrente escapismo (tan caro a las adicciones), cercanas a un sensato concepto de la liberación que oxigene el desarrollo de un espíritu insobornable.

jueves, 21 de febrero de 2013

Las puertas

Antonio D. Resurrección. "Avda. Juan B. Justo". Serie La aventura americana. 100 x 50 cm. Fotografía. 2002















La proyección como método de consolidación de los humores sentimentales, línea de fuga permanente que va solidificando un sustrato altamente nutritivo a los ojos de los que perciben la experiencia vital a modo de work in progress. Aquí desaparecen los vectores bien definidos, las trayectorias calibradas, el crecimiento carece de una orientación espacial concreta porque la verdadera naturaleza de su expansión es difícilmente predecible. De esta manera, el progreso amoroso, su presunta evolución, va unido indefectiblemente a cierta condición "azarosa" de la dirección. Lo que es realmente significativo no es el origen del movimiento, mucho menos su desenlace, sino el continuum de relatos (implícitos, a su vez, en cada una de las experiencias) y circunstancias afectivas que extienden las ramas del saber hacia un infinito fragmentado en miríadas de soles.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Sentencia


















"When the past is forgotten, the present is unforgettable". Martin Amis

domingo, 17 de febrero de 2013

Song to the Siren

Fred Zinnemann. "From Here to Eternity". 1953






















Pacientemente orillados, con el agónico borde de la ola cercenando los pies y el salitre solidificando un amago de lágrima... Confundiendo carne y arena, omnímodo sol perpendicular cauterizando las heridas. A la espera de docenas de mensajes lanzados al mar de manera rutinaria. A la espera de una llamarada que nos redimiera de nuestra perpetua condición de náufragos.
Y cuando el tiempo parecía una extensión inabarcable, los pies se elevaron del suelo, las heridas desaparecieron y los ojos dejaron de parpadear... Un minúsculo fulgor en medio del océano se hacía fuerte, gigante, fuego rojo vibrante que extendía sus grandes brazos anaranjados hacia nosotros…
El temblor inefable del destino que nos traía de vuelta a casa.