martes, 30 de julio de 2019

T_st_m_n__

Antonio D. Resurrección. “T_st_m_n__ #7”. 40 x 40 cm. Fotografía. 2019

"T_st_m_n__ recurre a imágenes de muros, pavimentos, piedras, ruinas y restos arqueológicos, vestigios de experiencias visuales encabalgadas en el tiempo. La piedra corresponde al muro, la muralla que impide trascender el espacio en el post-espacio. Sobre estas barreras, fragmentos desintegrados de manos re-presentando la escena alegórica perceptiva".
https://www.adresurreccion.com/003-series/la-disparition

"El tiempo hace de las cosas (obras artísticas, canciones, objetos), de las ideas y hasta de las propias experiencias, un corpus homogéneo que basa su unidad en formar parte de un pasado difícilmente reversible".
https://adresurreccion.blogspot.com/2016/09/aglomerado.html

jueves, 25 de julio de 2019

Agujeros

Rainer Werner Fassbinder. “Welt am Draht”. 1974




















«La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo. Engañar a los demás es un defecto relativamente vano». Friedrich Nietzsche.

No existe nada más estimulante que la auto-sugestión del pasado (como todo lo concerniente con lo “auto-self”), un efecto placebo implementador, como por arte de magia, de un mundo paralelo embocado a ser verosímil, de un hiperrealismo inmarcesible para el sujeto que lo experimenta. Como una suerte de alucinación negativa, los elementos accesorios, en razón a su inoportunismo, terminan por desaparecer del testamento provocado por el ejercicio de la memoria.
Un relato perforado en múltiples orificios, irregulares hendiduras que permiten filtrar destellos de información convenientemente sesgada, adulterada en el sentido y forma del constructo imaginante: cimentado en el ayer simulado, irreversible, imposible de verificar.
Lo aparente y lo oculto se fusionan dentro del inconsciente anegado de charcos, fragmentos de un discurso hecho trizas. Escritura automática.

domingo, 21 de julio de 2019

De-mente

Michelangelo Antonioni. “Il deserto rosso”. 1964















Resulta tan asombroso como escalofriante la ingente cantidad de personas (conocidas y desconocidas) que padecen trastornos sicológicos y patologías psiquiátricas. Más allá de las sico-geografías particulares, esto tendría que ser una llamada de atención para que el Estado, los agentes sociales, la sociedad y nosotros mismos, reflexionáramos sobre el tipo de comunidad que parece que estamos construyendo. El que está construyendo el mundo tecno-financiero post-capitalista, con nuestro connivencia, desinterés y pasividad.

Si como expresa Bifo, el futuro se decide “en la esfera psíquica, lingüística y tecnológica”, entonces, debe residir en nuestras manos una cuota de responsabilidad que tendríamos que rentabilizar al máximo. Recuperar la plena consciencia (percibir y reconocerse en la propia realidad), la consciencia extraviada, a pesar de las contraindicaciones: “estar-en-el-mundo”. Una suerte de Dasein como legítimos ciudadanos, todavía más como verdaderas y genuinas personas.

En las antípodas de ese compromiso estaría la evasión anestesiante a través de paraísos artificiales (recetados o auto-recetados) que lo único que posibilitan, en la mayoría de los casos, es el agravamiento de los traumas y el alienamiento, a cambio de destellos de una hipotecada y efímera felicidad impostada, post-dumb-verdad.

jueves, 18 de julio de 2019

El sonido y la furia

La caja del diablo. Comunicación audiovisual. Madrid. 2019
















"You have so many voices — so many voices that you don’t even share with everybody. Maybe your lover is the only lucky one to have heard a certain specific voice when you’re in a certain proximity. I was trying to explore that in this record". Lucrecia Dalt.

En el ambiguo terreno de lo compartido, los sonidos generados permanecen de alguna manera entrelazados sobre estructuras invisibles que inundan espacios, a través de grandes masas de ondas de trayectorias impredecibles, como archivos informáticos ocultos, invisibles a los oídos de propios y extraños.
Estos testimonios de lo vivido quedan superpuestos en capas estratificadas, desarrolladas en un presente eterno de indeterminada conclusión. Las sucesivas memorias de nuestras experiencias auditivas reposan almacenadas en una suerte de cápsula del tiempo, maceradas en su propio combustible fósil, preparadas para una perpetuidad de la que jamás disfrutaremos. Nunca volveremos a oírlas, al menos, en el mismo sentido y forma que les precedieron.

All other voices gone, only yours remains.

martes, 9 de julio de 2019

Macguffin Sun






























































Jean-Luc Godard. “Alphaville, une étrange aventure de Lemmy Caution”. 1965

“This dream isn't feeling sweet
We're reeling through the midnight streets
And I've never felt more alone
It feels so scary, getting old”. Ella Marija Lani Yelich-O'Connor.

Aquí estoy, o eso parece, en mitad de una calle cuesta abajo, grasienta y ennegrecida, a contraluz de un sol implacable, admonitorio de lo que está por venir, de lo que se ha profetizado sin necesidad de grandes artes adivinatorias.
Aquí estoy, esa estilizada y fina silueta me sigue perteneciendo, o eso parece. Agigantada por el efecto de la perspectiva y de la altura del punto de vista, que no deja de ser una visualización tan divina como parcial de una realidad propia y ajena, ex-propia.
Aquí estoy, en medio de una calle, parado, ché, parado. Como una suerte de estatua de sal, incómoda a cualquiera que se atreva a-cercarse y por ello, necesaria, indispensable. Desafiante en su inmovilidad, altanera en su estatismo.
Aquí estoy, reencontrándome a mí mismo en un litoral otrora semi abandonado, distraído por los efectos de la anestesiante y perniciosa menoscracia sentimental.
Aquí estoy y creo interpretarme en este presente que huele a pasado, un déjà vu que me permite entrar en mi particular contorno y re-conocerme como el que soy. Yo mismo sin ser del todo el mismo. Más yo que él. O eso parece.

Here comes the sun. It's all right.

“La capitale du soleil
Est à l'image de nous-mêmes
Et dans l'asile de nos murs
Notre porte est celle des hommes”. Paul Eluard.