Dan Graham. "Penultimate Curving Pavilion". 2010 |
Si nuestra voluntad, partiendo de la formación, es comunicar ¿Por qué nos empeñamos en destrozar el lenguaje sistemáticamente? ¿A cuento de qué tanta negligencia e irresponsabilidad en el hábito de la escritura? ¿Qué ganamos en esa acelerada compulsión mecánica, más allá del aborto comunicacional?
Tengo los ojos doloridos a causa de los constantes estertores fonéticos, contracciones gráficas, amputaciones verbales, flagrante ausencia de tildes, mayúsculas y aniquilación de cualquier signo de puntuación que (y esto es lo verdaderamente importante) debilitan y entorpecen gravemente el mensaje. Burdos recursos devastadores de una sintaxis malherida que acaban volviéndose contra sus propios emisarios…
En las antípodas de lo que otrora fuera una alternativa dadaísta/futurista a la sociedad, más que un zeitgeist, resulta ser un reflejo inequívoco de la desidia espiritual de algunos individuos. Vacío subyacente a aquella velocidad huérfana de substancia en la que se disuelve cualquier atisbo de proximidad.
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