Richard Ayoade. "Submarine". 2010 |
Hay quien cree que los sentimientos sólo corresponden a las pulsaciones y los estados viscerales de las emociones. Hay quien cree que es posible sustraerse al omnímodo poder del cerebro, ése mismo que permite que podamos enamorarnos, que podamos odiar, que podamos recordar, que podamos perdonar, que podamos sentir plenamente cada estremecimiento de nuestra piel, que podamos vivir. Hay quienes creen que desarrollando la cultura y la inteligencia multiplicamos por tres aquella sensibilidad tan carnal y que no se entiende la vida sin una pareja tan bien avenida, puesto que los efectos de semejante alianza no tienen rival posible. La sofisticación del deseo.
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