Bric-à-brac

 

Christian Petzold. “Undine”. 2020

“Deberíamos estar agradecidos por haber logrado sobrevivir a nuestras aventuras, hayan sido reales o solamente soñadas”

“… Begrab mein Herz bevor es flügel bekommt
Begrab mein Herz bevor es flügel bekommt
Bedecke mich mit Sand
Und pflanze in in mein Herz Rosen…”

Y en la densidad del agua glacial abisal, entre goletas y galeones hundidos de épocas pretéritas imperiales, la condición de caída libre irreversible, en una luz cada vez más lejana, más débil, en la certeza de la asunción de la convicción convicta. Los objetos más próximos, de una intimidad doméstica abrasiva, desperdigados y perdidos en la inmensidad de la naturaleza oceánica. El gran azul oscuro atávico entre corrientes azarosas de puerilidad. Disnea disney existencial.

El voto cautivo

 

David Lean. “Brief Encounter”. 1945

“… Bunter Vogel
Schwarzer Vogel
Dein Gefieder brennt…”

Los dilemas existenciales forman parte ya de otro periodo de la historia, no de este siglo. Asumir los deberes y enfrentarlos a los deseos, esporádicos o trascendentales, supone un trauma esencial entre el mundo de la pulsación y el racional. La ilusión de lo que hubiera podido ser se transforma en una solución letal que hipoteca la dicha de manera irreversible, aun a sabiendas de que toda concreción del deseo se suele transformar en pueril capricho. La condena de la deriva o la condena de la estabilidad. Pena máxima.

Resarcimiento

 

Piero Schivazappa. “Femina ridens”. 1969

“… You who wish to conquer pain
You must learn what makes me kind
The crumbs of love that you offer me
They're the crumbs I've left behind
Your pain is no credential here
It's just the shadow, shadow of my wound..”

Al consenso le persiguen arcanas rémoras de la cultura judeo-cristiana. La vieja estrategia del perdón que nos redime antes y mejor (sic) que a la persona causante de los desperfectos. La ira, el odio, la falta de solvencia en las numerosas contiendas o el resentimiento sólo conducen a una nostalgia agridulce irreversible de ambigua clarificación. Ni siquiera la versión extrema del dolor metamorfoseada en venganza causa mitigación del recuerdo dañado. La memoria nos brinda el crecimiento pero también la frustración irrevocable del dolor.
Como quiera que sea, parte del sentimiento utópico, de la idílica creencia menos verosímil, el pensar en el olvido de las afrentas a modo de condición amnésica. Esta vía resulta imposible de dilucidar, de poner en práctica, salvo en el titánico esfuerzo del atenuante cauterizador implicando ambas partes. Falsos finales cerrados en falso.

Tag fur tag

 

Christian Petzold. “Barbara”. 2012

“… A given voice
A given choice
Everything they need is mine
A given voice
A given choice
Everything they need is mine…”

Lo que solía hacer, lo que viene siendo es, I used to it…
Un conglomerado de resiliencias armadas en el avatar de los tiempos, como el poso solera de lo macerado en circunstancias siempre adversas, porque ¡ah! los vientos propicios no son más que espejismos del proceloso recorrido, un destello efímero de esplendor.

Streets on fire

 

Maria Speth. “In den Tag hinein”. 2001

“… I know a place not far away
And we'll find a way through the city streets
We'll find a way through the mad rushing crowd
And we'll talk about the way love used to be…”

“… Hush, keep your voices clear
There's a change in the air 'round here
And I wanted to know if you wanted to go take the city tonight
Sweet heart, sweet light
Oh babe, it's a beautiful night
And I wanted to know if you wanted to go tell the city tonight…”

Well I'm a punkrocker, yes I am.
Bajo la eterna luz artificial de calles y avenidas, en el vasto entramado metropolitano, haciendo del espacio público un lugar acogedor de encuentros y revitalización social. Run, run, run...
Y mientras las numerosas sombras se proyectan sobre muros vetustos, mientras las proyecciones propias y ajenas interseccionan en perspectivas sin fin, en la tenue iluminación de la nocturnidad, en estos días de humedad y vino, de ojos vidriosos y palpitaciones vitales, apenas regresamos al arcano poder de lo posible, convocando a la cultura y al intelecto en el baile del omnímodo poder de la música. Marry me tonight.

Gimmick

 

Paul Thomas Anderson. “Licorice Pizza”. 2021

"Tu vida no es lo que tienes, cariño, o lo que consigues. Es aquello a lo que estás dispuesto a renunciar”. Richard Ford

“… It's all been seen somewhere before, babe
Now time's not on our side
See the flicker as a fire starts to burn
It's not enough
Burn down the world for me
Use a mirror to remember, and look back with something like love…”

Pareciera oportuno cuestionar el para qué practicar el esfuerzo de cruzar ese ecuador mil veces transitado. Resulta la distancia lo que engrandece y enaltece al espíritu de los afectos, la posibilidad remota de la utopía, la promesa de un producto novedoso que pronto suele remitir en luminosidad y subyugación. La explosión efímera de la constancia, esa espera desesperada, esos postulados deterministas, el brillo cegador del verano, la oscura noche salpimentada de estrellas. Preciosa.

Los miserables

 

Béla Tarr. “Sátántangó”. 1994

“… We are the people without right
We are the people who have known only lies and desperation
We are the people without a country, a voice, or a mirror…”

La miseria, la podredumbre, el averno moral sigue gozando de un hálito de pureza y autenticidad que chirría con los presupuestos de un siglo veintiuno que debería plantearse seriamente desterrar de una vez por todas, los presupuestos mal asimilados del Romanticismo y la bohemia que se regodea en su propia basura. Poca transgresión, mucha auto-complacencia reaccionaria. El desagüe atascado de la fuente natural.

More Kicks Than Pricks

 

Nikita Mikhalkov. “Neskolko dney iz zhizni I.I. Oblomova”. 1979

“… And it’s hard to speak without anger
(of these times).
Yes, it’s very hard to speak without anger…”

“La sociedad es una abstracción insoportable”.

Los actos irreflexivos del no pensar letal, una des-gracia licuada, meliflua, instaurada en el deseo im-perceptivo, carente de solidez humana proactiva.
El calor es básicamente humano, la temperatura estival del futuro. El frío, un romance de rima gélida asonante asonada, la premonitoria luz alicaída de la obscuridad última.