domingo, 24 de enero de 2010

Changes

















Buscamos en el concepto histórico de revolución una actitud amable, consensuada, cercana, que es contraria a sus propios principios. Deseamos secretamente que se produzcan cambios significativos en la sociedad, en la cultura, en la política, hasta en nuestras propias derivas, de una manera suave, gradual sin excesivos contrastes.
Esa idéntica unidad utópica que se le recrimina a los grupos de vanguardia (rehusados por su carácter díscolo, ingenuamente asocial, casi totalitario...) reside en aquel deseo del inconsciente colectivo que persigue una edulcorada idea de progreso fundamentada en la, apenas disimulada, permanencia del estado de las cosas. El mundo de hoy no podría sería descriptible sin la aportación de las ideas revolucionarias como inconcebible sería una noción de futuro desprovista de aquel espíritu aventurero, renovador.
La torre Eiffel es el paradigma, como tantos otros, de una sociedad que en su momento la repudió y ahora la venera, la misma sociedad occidental que se regocija en un pasado conjugado en presente eterno.

2 comentarios:

Ghibli dijo...

Me pregunto si a "Las Setas de La Encarnacio´n" le pasar´´a como a La Torre Eiffel...

Antonio D. Resurrección dijo...

Pues ni se me ocurrió pensarlo. Desconozco a fondo el proyecto, estoy (voluntariamente) desconectado de los "grandes acontecimientos" de esta "ciudad" "eterna". No todo lo nuevo es bueno aunque el entorno urbanístico de la Encarnación es un completo desastre.