martes, 9 de febrero de 2010
Caramelos envenenados
Odilón Redón. "Ofelia". 1905
Es conveniente alejarse de la impostura, a miles de kilómetros de distancia..., pero tal vez sea más oportuno perderle el rastro a esa cohorte de presuntas aduladoras cercanas que alaban, desde la cínica distancia del palco, el brío y la entereza de quienes ponemos en acción una coherencia práctica (que no pragmática) investida del indiscutible sex appeal de la ética ajena. La atracción de "lo que no se es".
De manera concluyente, se trata del mismo acto de desconfianza hacia las distintas caras de un cáncer equivalente: el de la mentira, la contradicción, el vavién oportunista, la hipocresía, el espíritu dócil y laxo de estos tiempos...
Huyan mientras puedan de esas aguas presuntamente cálidas, anegadas de detritus, hagan caso omiso de la ad-miración coyuntural, distante. Run, run, run...
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