martes, 2 de febrero de 2010

Cruz blanca sobre fondo rojo















Lars von Trier. "Dogville". 2003


La falta de compromiso y responsabilidad, casi de valor, nos aleja indirectamente de las personas (valiosas). El miedo al rechazo provoca exclusión en quien es incapaz de tener carisma y determinación ante los demás.

Quien es amigo de todos no es amigo de nadie.

5 comentarios:

Pablo dijo...

Antonio, gracias por tus acertadas reflexiones sobre la época que nos ha tocado vivir. Ya que encuentro a James Cameron hasta en la sopa, diré que eres como un tablón al que agarrarse en este titanic que es la vida moderna.

Anónimo dijo...

No estoy de acuerdo.Se puede tener uno,dos o tres amigos íntimos,esos que están siempre ahí,que nada piden y siempre dan,y se puede tener una amistad cordial con todas las personas que quepan en el corazón.
Es sólo cuestión de despojarse de todo egoísmo.Y eso,hoy día,es rara avis.
No se puede ser tan maximalista,porque corremos el riesgo de equivocarnos.
Y ya sabes,quien tiene un buen amigo,tiene un tesoro.

Antonio D. Resurrección dijo...

Muchas gracias Paul. Viniendo de un tipo tan, afortunadamente, exigente como tú es un gran regalo sincero. Como deben ser los regalos.

La escritura es una catarsis ante tanta decepción, esperanzas y pequeños destellos de felicidad momentánea.

Si el cine es Cameron, creo que me dedicaré a ver "Jara y Sedal" subtitulado.

Antonio D. Resurrección dijo...

Caalifornia Dreaaming...

Antonio D. Resurrección dijo...

No sirve de nada ser cordial con todo el mundo y no mojarse con quien lo merece por temor a quedar mal con otros "conocidos": mundo interesado y de intereses. Al final, nadie queda contento y se da una imagen realmente patética y meliflua de la amistad, de sí mismo.

A esos pocos amigos que se tienen no se les puede ofrecer una relación diluida. La amistad exige compromiso, determinación, posicionamiento. Debemos ser fieles a ellos, estar "al lado" cuando la ocasión lo requiera, si no, la amistad no tiene sentido...

Es una utopía trasnochada, una ínfula hyppie, pensar que "todo el mundo es bueno". Tras eso, en numerosos casos, sólo queda la cobardía de intentar agradar a todos (falta de personalidad), a nadie.