Georges Perec, Bernard Queysanne. “Un homme qui dort”. 1974
Debes tener ojos para ver lo que hay que ver, para percibir los elementos esenciales del discurrir de la vida. Debes tener ojos para intentar distinguir lo que es correcto de lo incorrecto, lo que debiera ser de lo que resulta extralimitado y espurio…
Debes tener ojos para poder asegurar que has experimentado la vida, Élan vital, en su justa medida, que no has pasado como una acumulación torpe y defectuosa de imperdonables y execrables actos fallidos.
Debes tener ojos para ver lo que hay que ver, para percibir los elementos esenciales del discurrir de la vida. Debes tener ojos para intentar distinguir lo que es correcto de lo incorrecto, lo que debiera ser de lo que resulta extralimitado y espurio…
Debes tener ojos para poder asegurar que has experimentado la vida, Élan vital, en su justa medida, que no has pasado como una acumulación torpe y defectuosa de imperdonables y execrables actos fallidos.
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