Robert Bresson. “Quatre nuits d'un rêveur”. 1971
“… A hand to take beyond the bend
A mend to meet my end
And what if I knew
Then what would I know
To live is to fall…”
A veces es necesario hacer algo desagradable para evitar algo peor.
Y lo peor con frecuencia se disfraza del miedo a tener miedo. La respuesta opuesta a lo verosímil.
El proceso melancólico contemporáneo en un contexto neo-capitalista, avitaminosis afectiva de un individualismo auto-inmolador.
Sublimación perentoria de la condena a desaparecer con la inmediatez de la demanda y la oferta transaccionales.
Aquella hipérbole de una ilusión fugaz. La obstinada intermitencia de la felicidad en el desasosiego. Automatismos, repeticiones, impulsos en pos de un ente que nunca existió, siquiera en la imaginación irredenta de un iluso revolucionario, el genuino romanticismo libre de trazas, libre de trabas. Al aire, etéreo.
“… A hand to take beyond the bend
A mend to meet my end
And what if I knew
Then what would I know
To live is to fall…”
A veces es necesario hacer algo desagradable para evitar algo peor.
Y lo peor con frecuencia se disfraza del miedo a tener miedo. La respuesta opuesta a lo verosímil.
El proceso melancólico contemporáneo en un contexto neo-capitalista, avitaminosis afectiva de un individualismo auto-inmolador.
Sublimación perentoria de la condena a desaparecer con la inmediatez de la demanda y la oferta transaccionales.
Aquella hipérbole de una ilusión fugaz. La obstinada intermitencia de la felicidad en el desasosiego. Automatismos, repeticiones, impulsos en pos de un ente que nunca existió, siquiera en la imaginación irredenta de un iluso revolucionario, el genuino romanticismo libre de trazas, libre de trabas. Al aire, etéreo.
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