Krzysztof Kieślowski. “La Double Vie de Véronique”. 1991
“… The sun shines high above
The sounds of laughter
The birds swoop down upon
The crosses of old grey churches
We say that we're in love
While secretly wishing for rain
Sipping Coke and playing games
September's here again
September's here again…”
“… No, you're never gonna feel complete
No, you're never gonna be released
Maybe never even see, believe
That's why we're living in days like these again…”
En días como hoy, el murmullo de lo vulnerable, el desafío del juego atávico de miradas y expectativas. Descifrar el código y echar los dados… ¡Ay! La monotonía de lo recurrente.
En días como hoy, el agotamiento del talante conciliador para con lo cotidiano, las rémoras imperdonables en quienes no hacen nada por cambiar. La misantropía del post-estío y la vuelta al orden, ese otro orden. La vuelta al interior, al envés, al mundo personal e intransferible. Walden ADR.
En días como hoy, la vibración de lo re-conocible inefable, esos términos intangibles que sobrevuelan la orografía de la vivencia sentimental, como pequeñas chispas de posibilidad que nunca terminan de extinguirse. Lo recuerdo sumamente bien. De desafíos y conquistas hercúleas. Un mixtape de partículas sonoras y cálidos besos amorosos. Ritornello.
En días como hoy, remembrar todo el proceso, re-enhebrar a modo de filme fragmentado. En la obsesión de lo verosímil trasciende la clave del motivo y la consecución de futuras prevenciones. Un esfuerzo sumamente rentable del don divino de la observación cenital sobre la esfera transparente en la que nos vemos deformados, empequeñecidos, humanos.
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