Éric Rohmer. “Le Signe du Lion”. 1962
“Si consigues convencer a alguien puedes cambiar el mundo”
Después de aquella resaca de la xenofilia cultural, intentando compensar tantos años de aislamiento y regresión política, social y artística con la mimética adoración de lo anglosajón, las nuevas propuestas artísticas se centran ora en cierta iconoclastía retro-disparatada, in-verosímil más que en un juego masturbatorio exclusivamente privado (privativo), ora en la más exitosa huida hacia adelante sellando un compromiso con la tradición más vetusta, polvorienta. Desorientación entre la vinculación a la raíz patria y el ventajismo oportunista de la vindicación hortera, kitsch folklorista y clasista en su apropiación falsa de la marginalidad de barrio. Cuando la negación de tradición, la ironía de la tradición sólo alimenta la persistencia de la misma, el savoir faire de los jóvenes cachorros neo-con.
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