sábado, 14 de junio de 2008

Desnudo integral















Sigo a Verdú, de manera intermitente, desde hace años. Sus escritos en la prensa y libros siempre me han atraído, contaminados por ese espíritu afrancesado tan propio de finales de los ochenta, cuando en este país la izquierda más verosímil imitaba sin sonrojo los modos y maneras de la gauche francesa: Jacques Lang y el paradigma del estadista marcado por la cultura contemporánea. Se podía ser político y moderno. Como Tierno Galván y la Movida de Madrid.

El perfume francés caló hondo en nuestro personaje, afiliado a aquella filosofía socializada, el "pensamiento débil", de gente como Baudrillard, Lyotard, Lipotevsky o Virilio, traduciéndose en una serie de escritos sumamente desveladores de la sintomatología desarrollada en nuestra sociedad y, sobre todo, cercanos al lector, bueno, a determinado perfil de lector de clase media-alta, próximo a una izquierda diluida.

En "No ficción" se nos revela un Verdú inédito, capítulo tras capítulo observamos con asombro cómo el autor va evidenciando todos y cada uno de sus vicios (algunos inconfesables), ansiedades, inseguridades, frustraciones, deseos no consumados...sin ningún tipo de limitaciones...verdadero desnudo integral honesto consigo mismo y hasta tierno, demasiado humano, recordándonos, en cierto sentido, a "Intimidad" de Kureishi. Una especie de blog auto-confesional que expone claramente las miserias y las victorias personales tan cortas como el sabor de un chicle. Algo que un servidor jamás haría, más que nada porque ya hablamos, en exceso y con sinceridad, en la vida real, yéndose todo por la boca: ilusiones y decepciones...

A partir de un problema de salud, el autor despliega una serie de impresiones diversas que abarcan desde el hipotético deseo frustrado por una desconocida (las mujeres y la búsqueda de lo absoluto), el paso del tiempo y la pérdida de la juventud, el pasado... hasta la obsesiva necesidad caprichosa de un automóvil, todo en un estilo abierto, fresco y cercano, más en los primeros capítulos que en los últimos, donde Verdú parece intentar demostrarnos la capacidad retórica de que dispone, en un flash-back familiar nostálgico que se imbuye de aquella misma época de mitades del veinte. Se trata, una vez más, de ese espíritu perfeccionista que lo tortura, puesto que, como comenta de forma acertada, "El perfeccionista prepara para sí una trampa de la que jamás se libra". Qué nos vas a contar.

De carne y hueso, no es poco.


Vicente Verdú. "No ficción". 2008

3 comentarios:

Rapunzel dijo...

A mí el disco, no me desagrada.
Cada cual que escuche lo que le venga en gana.
Y sí, ella es todo ornato, pero bueno.

Antonio D. Resurrección dijo...

A mí tampoco me parece malo. Me gusta "Son for Jo". Y ella me atrae bastante, precisamente porque es más "normal" de lo que aparenta.

Ya no soy yo. dijo...

"El perfeccionista prepara para sí una trampa de la que jamás se libra"<-- ¡qué miedo!