martes, 13 de abril de 2010

Caer de pie

















Allí estaba ella, esperando con dócil paciencia a su progenitor, aterida de susto, abandonada, por accidente fortuito, en un entorno alquitranado hostil y desabrido, el mismo que el de sus semejantes reales, como prueba fidedigna de que el amor y la ternura sólo reportan debilidad, fragilidad...
Larga espera impotente, corazón en un puño insostenible ante la pérdida, que quiso ser recompensada con la inmensa fortuna de la segunda oportunidad, la que sólo ofrecen los amores verdaderos, alérgicos a zafias conspicuas traiciones. Sé de que hablo.

3 comentarios:

Miss Schweigsam dijo...

Qué linda amiga encontraste!

Antonio D. Resurrección dijo...

No la encontré, la recuperé. Lleva conmigo muchos años. Fue un Shock perderla en Santa Justa. Quiero a ese peluche más que a mí mismo. RATI.

Miss Schweigsam dijo...

Puede que sea el silencio sueco lo que enternece?

Hace poco me pasó algo parecido, y es que la fidelidad no está nada sobrevalorada...