martes, 13 de abril de 2010
Caer de pie
Allí estaba ella, esperando con dócil paciencia a su progenitor, aterida de susto, abandonada, por accidente fortuito, en un entorno alquitranado hostil y desabrido, el mismo que el de sus semejantes reales, como prueba fidedigna de que el amor y la ternura sólo reportan debilidad, fragilidad...
Larga espera impotente, corazón en un puño insostenible ante la pérdida, que quiso ser recompensada con la inmensa fortuna de la segunda oportunidad, la que sólo ofrecen los amores verdaderos, alérgicos a zafias conspicuas traiciones. Sé de que hablo.
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3 comentarios:
Qué linda amiga encontraste!
No la encontré, la recuperé. Lleva conmigo muchos años. Fue un Shock perderla en Santa Justa. Quiero a ese peluche más que a mí mismo. RATI.
Puede que sea el silencio sueco lo que enternece?
Hace poco me pasó algo parecido, y es que la fidelidad no está nada sobrevalorada...
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