martes, 31 de agosto de 2010

Sin-cero









Vito Acconci. Blindfolded catching. 1970


Existen demasiadas personas que son incapaces de valorar los actos de sinceridad, desde el mismo momento en que abusan de la condición de vulnerabilidad del otro, que se les ofrece a modo de regalo ciertamente excepcional. Las conclusiones de esta dinámica son tan rotundas como amargas.

2 comentarios:

[..La chica triste que te hacía reír..] dijo...

La sinceridad, querido, nunca gustó. Ellos se lo pierden, todavía no han descubierto el maravilloso placer de decir lo que se piensa.

Antonio D. Resurrección dijo...

Aunque a veces no sea "placentero" es el único camino correcto. Besos