viernes, 29 de octubre de 2010
Con-tracto
El compromiso sentimental resulta ser siempre una suerte de compromiso pactado entre dos partes claramente sugestionadas. No existe nexo altruista, bienintencionado exento de contraprestaciones, demanda de favores no siempre ponderadas de modo consciente. Como tampoco debe existir una visión idílica, asentada desde la noche de los tiempos, del convenio colectivo entre dos. Los afectos provocan necesidades materiales, concretas, palpables, mensurables, cuantificables, más tangibles de lo que el mito amoroso pudiera dejar translucir. Más física (y físico) que química. Requisitos terrenales metamorfoseados bajo el entramado del vínculo desinteresado y glauco. Las manos grasientas del mecánico. Nos mueve el interés.
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