martes, 4 de enero de 2011
Amigo de la noche
Oscuridad de la carretera, los fantasmas recurrentes, quietud del fin del año, en la soledad de dueño del firme, como un torrente de actos negativos, dañinos. Consabido recapitular mental de un final de trayecto catastrófico: demasiadas muertes, demasiadas rupturas, demasiado sufrimiento sin capacidad redentora. Piedras y más piedras, palos y más palos en el camino. Ese silencio sordo que nos devuelven al interior, radiografía de letanías de complicada verbalización. Punto de fuga infinito, incógnita a la espera de un futuro incierto, envuelto en la densidad de la noche. Aguardando el devenir de los acontecimientos mientras el acelerador nos teletransporta al centro del abismo, en territorios de ida y vuelta, del "entre", trasunto de la nada. En la hora del lobo, con un as en la manga, cayendo de rodillas, renaciendo de la espesura del aire, mil veces anestesiado, juegos de mano, superhombre en busca de la luz de la mañana, retorciendo las manillas. Todavía no es tiempo de derrotas porque we want war. Espadas en alto.
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4 comentarios:
El niño representa al hombre que sabe de la inocencia del devenir, que inventa valores, que toma la vida como juego, como afirmación, es el sí radical al mundo dionisíaco. Es la metáfora del hombre del futuro, del superhombre.
"El espíritu lucha ahora por su voluntad propia, el que se retiró del mundo conquista ahora su mundo." F.N.
En busca de ese "superhombre"!
Un saludo espumoso
¡Uf! por acá respiramos un smog de kriptonita, empleamos la escasa energía en intentar cada vez pensar menos, sentir menos, sufrir menos en definitiva, pero la inercia...
Saludos germanófilos. Sturm und Drang! (a estas alturas...)
"Inocencia del devenir: Sin finalidad". Espero que mantengas esa inocencia.
El superhombre is closer!
Un saludo, night's friend
P.D.: Nietzsche te manda un consejo: "No buscar el sentido de las cosas, sino imponérselo"
El sentido de las cosas no puede imponerse, está más allá de la coyuntura. No creo en la inocencia, no creo en el tópico de la infancia como paradigma de la inocencia, lo diga quien lo diga.
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